Poco a poco los coneptos emergentes como el decrecimiento van abriéndose paso, calando en las mentes, formando parte del lenguaje cotidiano y la normalidad. El decrecimiento tiene ya autores clásicos y libros como "Lo pequeño es hermoso". En francia se publica desde hace ya unos años La décroissance, un periódico para objetores del crecimiento económico, para aquellos que opinan que es suicida y delirante pensar que podemos crecer infinitamente sobre la base finita de los recursos naturales que nos brinda el planeta. Por otro lado tenemos, De-growth es una plataforma online dedicada en profundidad a investigar este asunto.
Ejemplos estos de cómo, en un mundo globalizado donde las grandes grupos empresariales son dueños de los medios de comunicación, se pueden aunar sinergias, colaborar en red, crear cultura de cambio e intentar colectivamente reprogramar, como dice Manuel Castells, las redes de comunicación, sembrando otros mensajes contraculturales, conceptos como el de decrecimiento, que gracias a los medios de autocomunicación de masas pueden difundirse rápidamente y de una forma barata a un amplio público. Es una lucha desigual, movimientos sociales contra think-tanks luchando por definir la realidad.