- Elijo montar en bici de una forma elegante en cada una de las oportunidades que tenga
- Me acojo a la responsabilidad de contribuir visualmente a un paisaje urbano estéticamente más agradable.
- Soy consciente de que mi mera presencia en dicho paisaje urbano inspirará a otros sin que esto me etiquete como “activista pro-bicicleta”.
- Voy a montar con gracia, elegancia y dignidad.
- Elegiré una bicicleta que refleje mi personalidad y estilo.
- Sin embargo, consideraré mi bicicleta como un medio de transporte y un mero suplemento a mi propio estilo personal. Permitir que mi bicicleta me eclipse es inaceptable.
- Me esforzaré para garantizar que el valor total de la ropa siempre exceda a la de mi bicicleta.
- Personalizaré mi bici de acuerdo con normas de cultura de ciclismo urbano. Ideas como protector de cadena, pata de cabra, guardabarros, guardafaldas, luces, timbre, transportín, cesta, etc.
- Respetaré las leyes de tráfico.
- Me abstendré de usar cualquier tipo de ropa ciclista reconocida. La única excepción: el casco – esto está sujeto a libre elección personal
Así tenemos iniciativas como la de Tweed Ride Madrid en la que los ciclistas tienen que adoptar un look de 1800. Se trata de todo un evento lúdico en torno a la bicicleta. La bici crítica también va en esta onda. Así asistimos a cómo la realidad cultural se construye a partir de valores compartidos y de prácticas en torno a los mismos.