El sociólogo Manuel Castells es el académico más citado a nivel mundial en temas de nuevas tecnologías relacionadas con la información y la comunicación. También es famoso por sus aportes al urbanismo y, últimamente, se dedica a analizar los cambios que se están gestando a partir de la crisis económica, crisis que es también social, política y cultural. Toda una eminencia en su campo, premiado con el galardón Holberg, que es algo así como el Nobel de las ciencias sociales (aunque se preguntarán por qué los economistas sí que pueden recibir un Nobel), Castells ha creado, en colaboración con muchos otros intelectuales, el proyecto Aftermath, en el que se intenta descifrar las tendencias culturales y sociales que van a configurar nuestras sociedades en crisis. Para ello se han elaborado una serie de documentales que intentan explicar el origen de la crisis y las culturas y movimientos que está dando origen la crisis. Se trata de entender cómo la sociedad de consumo deja de lado a multitud de personas que no encuentran medios para ser consumidores. Obviamente, estas personas no van a desaparecer y van a buscar las maneras de sobrevivir y adaptarse. Muchas de las estrategias de supervivencia que desarrollan tienen que ver con estrategias ya existentes, con movimientos sociales y culturales que desde hace tiempo se habían organizado en torno a unos valores y unas prácticas, en torno a unas ideas alternativas sobre la posibilidad de vivir de otra forma y entender el mundo desde otras perspectivas. La cuestión es que a estos pioneros que eligieron organizar de otra forma sus vidas por principios ahora se les unen, por necesidad, hordas de ciudadanos expulsados de la vida de consumo, y esto es lo que supone un cambio sustancial. Lo que antes era una cultura marginal empieza a convertirse en la cultura potencial de muchísima más gente. Lo que describe este proyecto es, en parte, a lo que se refería Karl Polanyi en los años 40 cuando hablaba de cómo, ante una sociedad de mercado salvaje que no tiene en cuenta a las personas, éstas reaccionan organizándose en una especie de movimiento inmunológico contra las fuerzas desintegradoras del mercado. Así es cómo se gesta el cambio cultural, a partir del ataque a lo social por parte de un sistema económico desembridado y fuera de control. de esta manera surgieron los sindicatos, la vía campesina, el movimiento antiglobalización, los movimientos ecologistas, el decrecimiento, el slow, la plataforma antideshaucios, las mareas blanca y verde, el 15M, Occupy Wall street, Podemos etc...Y si a este movimiento de defensa de lo social le añadimos las nuevas tecnologías de la información el resultado es una dinámica fructífera de innovación social. Sólo hay que fijarse, por poner un ejemplo, en el consumo colaborativo. Miren esta lista de posibilidades y háganse una idea.