Algo huele mal en Dinamarca. La mierda está saliendo a la luz, se está haciendo pública. Lo que sucedía en el ámbito de la in-timidad sucede ahora en el ámbito de la ex-timidad. La mierda de los políticos y banqueros salta a la vista. Freud pensaba cosas interesantes sobre la mierda, como que había una relación entre la ansiedad sobre el dinero con un estadio de ansiedad sobre los excrementos. Estamos en una crisis económica sin precedentes y estamos viendo sus consecuencias, más mierda que nunca, tanta que no sabemos como procesarla. Así que lo que sucede es que la mierda que no veíamos o no queríamos ver, la mierda de la que nadie hablaba se hace evidente, y la gente empieza a pensar, como en la canción de Astrud, que todo nos parece una mierda. Muchos optan por asociar política con mierda. En urban dictionary encontramos el término "faecismo" (del latin faeces) que designa un sistema político donde todos sus miembros piensan que política y mierda son lo mismo. Aunque pensar que política y mierda son lo mismo es un camino peligroso, es importante que la sociedad tome consciencia de su mierda, que reconozca su existencia y la nombre, y, como toda sociedad civilizada, que se haga cargo de ella y la ponga en su sitio. Como dice Steven Pinker cuando explica la existencia de palabras tabú, la aceptación social de palabras relacionadas con las secreciones corporales tipo saliba, pedo, pis, semen y mierda va pareja de la eliminación de estas substancias del espacio público. Con lo que tal vez, abrir los ojos a la mierda, a nuestra mierda en la que estamos, es una opción iluminadora. Vean: