Lord Keynes allá en los años 30 propuso una receta controvertida para salir de la gran depresión:
"Por lo menos durante otros 100 años debemos simular ante nosotros mismos y ante cada uno de nosotros que lo bello es sucio y lo sucio es bello, porque lo sucio es útil y lo bello no lo es. La avaricia, la usura y la precaución deben ser nuestros dioses por un poco más de tiempo todavía. Porque solo ellos pueden guiarnos fuera del túnel de la necesidad económica". Y depués, sigue reflxionando, vendrá el tiempo de valorar "otra vez los fines más que los medios y preferir lo bueno a lo útil", es decir, que ya habrá un tiempo en el que podamos volver a " algunos de los más seguros y ciertos principios de la religión y la virtud tradicional: que la avaricia y la usura, que la exacción de la usura es un crimen y el amor al dinero detestable". Una buena reflexión típica de un economista contradictorio que propone la usura, el egoismo, la ambición y la competición como remedio a la enfermedad de la crisis económica. Pero la propone sólo durante cierto tiempo, como si fuera una dosis homeopática.Tal vez sea ya hora de retornar a otros principios más bellos y limpios. Estos activistas ya están en ello a su manera y luchan contra la gentrificación, ese proceso por el cual los barrios centricos y degradados son tomados y renovados por gente con mucho más poder adquisitivo especualndo con todo ello .Utilizan los flash-mobs como tácticas y organizan "fat rent parties" en frente de apartamentos o lofts que consideran demasiado caros. En toda una expresión de protesta contra los elevados alquileres. Toda una señal débil de cómo los valores están cambiando y buscan abrirse camino. Todo un ejemplo de cómo la protesta creativa empieza a molar y a ser cool.