domingo, 8 de junio de 2008

de geeks y emos

Los geeks y los emos son dos grupos diferentes que dan ciertos pasos en la misma dirección. Sus estilos de vida no tienen mucho que ver, comparten su novedad dentro del panorama de los estilos de vida y las tribus urbanas.
Los geeks surgen cuando se exilian de su lugar de origen, a saber, la denostada comunidad nerd. Con el auge de la informática los geeks dejan de ser tan nerds, pues su nuevo estatus cultural y social es ahora más apreciado que nunca. Ahí tenemos a todo un Bill Gates.



Los emos vienen de una relación con la cultura más espiritual. Sus referencias miran al pasado, son más románticos y representan una manera más emocional de comprender el mundo
Ambas tribus no parecen tener mucho en común más allá del tiempo y la sociedad en que viven. Pero si nos centramos más en lo que suponen culturalmente, es decir, en las consecuencias de sus actos y su ejemplo, encontramos ciertas similitudes. Por un lado la cultura geek privilegia la inteligencia sobre todas las cosas. Lo que está proponiendo es la construcción del status social a partir de cierto capital cultural (el conocimiento concerniente a las nuevas tecnologías) que más tarde tendrá probabilidades de ser intercambiado por capital económico. Así la inteligencia cobrá un nuevo impulso en sociedades como las nuestras en las que hemos visto -en colegios, institutos y universidades- cómo los empollones eran poco recompensados socialmente. ¿Alguien se acuerda el último día antes de navidad en Madrid en la Plaza Mayor y esos bares que te invitaban a una copa por cada suspenso?. En suma, ¿era ser empollón una buena moneda a utilizar en el mercado de la aceptación social? Hoy gracias a los geeks, los empollones están en alza. Y abren la puerta poco a poco una manera de construir la personalidad social y la autoestima individual en torno a la satisfacción de tener una inteligencia que te permite saber y hacer cosas y demostrarlo al mundo como hacen cada día los hackers.

Aunque muchos les acusen de estar siempre quejándose y por su negatividad, los emos también abren un nuevo camino, el de la inteligencia emocional. Hemos visto en youtube unos punkis pelando con emos acusándoles de ser unos llorones. Y es que lo que propone el hombre emo es un hombre más emocional, que se permita llorar en público, descargar su emotividad. Y en tiempos en los que el hombre tradicional desaparece - a excepción de machos que se refugian en el estereotipo masculino para no tener que afrontar la ansiedad de construir un hombre nuevo- la propuesta emo parece inteligente. Un hombre emocional y más espiritual, que no quiere ser como el hombre tradicional que no permitía las lágrimas en público. Un hombre que aprende a aceptar su propia naturaleza. Los emos son un link a un posible futuro, un futuro en el que el hombre ha aprendido a relajarse y a desahogarse emocionalmente, una figura más acorde a un mundo en el que la mujer ha cambiado muchísimo y en el que el hombre busca una nueva identidad y se iguala con la mujer en sus comportamientos respecto a la moda, el cuerpo y a la emotividad.

La función social de las tribus urbanas es doble. Primero, representan un espacio emocional donde los individuos se integran y a la vez construyen su identidad, en cuanto que son distintos de sus compañeros de grupo y distintos de otros grupos. Las tribus urbanas de alguna manera ayudan a los individuos a integrarse en una sociedad compleja y cambiante cuyos referentes culturales colectivos cada vez tienen menos peso, donde las familias y las instituciones cada vez socializan menos, y donde la cultura pop, el consumo y la moda son las herramientas a través de las cuales los individuos crean su identidad. Segundo, las tribus urbanas abren puertas a nuevos comportamientos o maneras de entender el mundo. Los hippies dejaron su huella sobre el mundo con su tolerancia let it be y su buen rollito espiritual, natural y musical. Trabajaron en empresas y dejaron su impronta. Tuvieron hijos y los criaron. El hip hop enseña al mundo cómo desde una situación dificil de pobreza y marginalidad se puede crear una cultura positiva y creativa -una identidad de la que estar orgulloso- basada en el esfuerzo y la originalidad, en la espontaneidad y la actitud, que permita a sus individuos ser recompensados social y económicamente sin recurrir a ningún tipo de conducta delictiva. El nuevo movimiento arts and crafts propone entender el trabajo, la vida y el arte de una manera más artesanal y esteta. Así pues vemos cómo las tribus inventan o adoptan comportamientos de verdadera utilidad social que más tarde pueden extenderse por el resto del cuerpo social.