Ya habíamos escuchado exotéricas historias sobre gatos en los hospitales que eran capaces de intuir cuándo se iban a morir los pacientes. Ahora, en Japón, están entrenando perros capaces de oler el cáncer de cólon. Sus narices son más baratas, menos incómodas y tan eficaces como cualquier colonoscopia. Toda una señal débil.