martes, 6 de enero de 2009

hazlo tu mismo

Do it yourself (D.I.Y) significa muchas cosas. Lo más importante es que significa que tu mismo entiendas este fenómeno, es decir, que tu mismo te hagas consciente de tus posibilidades como productor y de tu capacidad de independencia.El D.I.Y es una actitud ante el consumo, es un estilo de vida. D.I.Y es la puesta en práctica del espíritu individualista que nos caracteriza. El “piensa por ti mismo” que tanto nos han inculcado continua lógicamente por el “hazlo tu mismo”. Primero fue el producto masivo de la producción en serie, luego la customización permitida por los modos de producción flexibles y el micromarketing, después el customer-made donde era el consumidor quien ayudaba a diseñar el producto y finalmente el D.I.Y que dará apaso a una nueva economía de miniemprendedores .

Los consumidores empiezan a producir. Alvin Toffler acuño el término prosumidores para referirse a ellos. Ciertos factores técnicos y culturales han permitido el desarrollo de esta manera de entender las cosas. Paginas como
make magazine, craftster o tutoriales colgados en internet nos permiten aprender infinidad de cosas: cómo hacer crochet o amigurumi, cómo plantar un huerto en tu jardín, cómo cocinar, cómo aprender a tocar la batería, cómo aprender a usar programas informáticos y un etcétera mucho más largo. Lo interesante es que hay gente que quiere aprender y gente que quiere enseñar. Gente deseosa de status skills como dirían los de trendwatching, es decir, gente que recurre a aprender a hacer cosas como manera creativa de expresar su individualidad, como táctica de diferenciación y branding personal. Así pues el dinero como símbolo está dejando hueco al saber hacer para conformar un status más propio de nuestros tiempos. Hay cierto orgullo en poder decir “yo he hecho esto”, es el status derivado de poder contar una historia.

El D.I.Y también tiene que ver con ciertos movimientos sociales que piensan que el consumo como estilo de vida no es la mejor de las ideas. El movimiento arts and crafts, ahora revitalizado, proponía dar dignidad y sentido a la vida a través del trabajo artesano. Por otro lado surgen ideas anticonsumistas, conceptos ecologistas que son afines a la cultura D.I.Y. También encontramos un sentimento nostálgico que busca en el pasado el sentido que las practicas posmodernas no alcanzan a aportar. Richard Sennett habla en su libro The craftsman de cómo la artesanía es un ancla a la que agarrarse en esta deriva posmoderna definida por una enorme crisis de sentido. Parece ser que hacer algunas cosas de las que hacían nuestros abuelos nos tranquiliza.


El caso del ganchillo y el punto es interesante. Es un homenaje al movimiento tenaz de las manos de nuestras abuelas que revaloriza la desprestigiada labor femenina. Estas técnicas nos proponen un ritmo parecido al del slow-food, un ritmo que nos permite desconectar y que representa nuestro lado low-tech. Hay quien dice que el ganchillo y el punto mejoran la concentración, impulsan la creatividad y los procesos neurológicos de la lógica y la matemáticas, ayudan con el stress, disminuyen la presión arterial y que incluso calman el ADD (Attention Déficit Disorder) con lo cual ya se ofrece en los curriculums escolares.

Si miramos la situación el ganchillo es todo un fenómeno. Hoy en día, en USA, ya hay 6 millones de mujeres entre 25 y 34 años haciendo crochet. Algunos snowboarders ya se tejen sus propios guantes y gorros y skaters se reúnen para aprender a hacer crochet y punto.Es trendy y cool fabricar cosas únicas que no existen en las tiendas.


La gente empieza a socializar con el ganchillo, se crean comunidades físicas virtuales en torno a ello. En tiendas como Duduá uno pasa la tarde aprendiendo técnicas y conversando. La función social del ganchillo es la conversación, recuerden a las abuelas bordando en grupo.
El arte empieza a inundarse de ganchillo, arte en las calles, en las galerias , en el diseño de interiores e industrial y en la arquitectura. Las editoriales americanas han vendido con éxito libros como The knitter´s handbook o The happy hooker. Celebrities de la talla de Julia Roberts, Sarah Jessica Parker o Cameron Diaz ya se han apuntado a esta moda que gracias a ellas va a tener más visibilidad y por lo tanto se propagará antes. Y las pasarelas de moda dejan ver cada vez más cómo los diseñadores apuestan por el crochet, el punto, los bordados etc…Así que bienvenidos al mundo ganchillo.



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