lunes, 19 de enero de 2009

apropiación indebida?

El fenómeno de apropiación cultural se refiere a cómo algunas marcas hacen suya la expresión individual de otras personas o colectivos con el fin de mostrar una imagen auténtica. Se trata de crear un nuevo significado, de resignificar los objetos introduciendolos en el mercado como objetos de consumo. Si observamos el panorama a nuestro alrededor nos encontramos con ejemplos varios. El siguiente ejemplo habla por si solo:



En Duduá encontré unas revistas porno pintadas (porno tapado) por Paloma Blanco en la misma onda estética del video de Diesel. Es un claro ejemplo de cómo funciona el mundo del coolhunting. Se trata de rastrear las expresiones creativas más impactantes y utilizarlas para crear imagen de marca. Hay gente que cuestiona estos procedimientos moralmente, y otras personas sostienen que si una marca con gran visibilidad opta por una propuesta estética determinada lo que está haciendo es abrir la puerta al gran público, es decir, que muchas veces los artistas se ven legitimados cuando las marcas se fijan en ellos. Aunque siempre queda la opción más honesta de colaborar con el artista de manera pública, retribuyéndole, y no ninguneándolo como en este caso.

Por otro lado en Rebelarse Vende se habla de cómo la contracultura ha sido objeto de apropiación masiva por parte de la mercadotecnia que consigue así acabar con la fuerza de sus propuestas. Este libro trata de cómo la contracultura y su rebeldía acaban siendo un instrumento al servicio de las grandes empresas para aumentar sus beneficios. ¿Y qué contracultura es esa que colabora con aquello que critica?

También hay que decir que este fenémeno de apropiación tiene otra cara más positiva. Como documenta Malcom Barnard, si nos remontamos a la Inglaterra de los años 40 y 50 encontramos dos prototipos de feminidad ideológicamente dominantes: la mujer ama de casa y la mujer mas tentadora o sirena. Y dos tipos de look dependiendo de la ocasión, uno más utilitario y cómodo destinado al trabajo y otro más glamuroso para ocasiones especiales. Las mujeres de las clases trabajadoras escaparon a esta dicotomía mezclando y remezclando elementos de estas dos estéticas para crear un look nuevo que permitía una apariencia más refinada para la vida cotidiana. El resultado es una reinterpretación más cómoda y menos apretada del New Look estilo Dior. Esta manera de vestir representaba la capacidad liberadora de estas mujeres para crear su propia estética y escapar así a las definiciones ideológicas masculinas imperantes.