En tiempos de protesta algunos se plantean la necesidad de hacer el tema divertido sin que esto signifique superficialidad en el análisis y en la misión que se persigue. Así lo demuestra el manifiesto del ejercito de los payasos:
Somos clandestinos porque rechazamos el espectáculo de la fama y porque representamos a todos. Porque sin nombres reales, caras o narices mostramos que nuestras palabras, sueños y deseos son más importantes que nuestras biografías. Porque no nos gusta la sociedad de la vigilancia que observa, controla, espía, graba y comprueba nuestros movimientos. Porque escondiendo nuestra identidad recobramos el poder de nuestros actos. Porque con pintura facial le damos a la resistencia una cara visible de nuevo.
Somo insurgentes porque hemos surgido de ninguna parte y de todos los sitios. Porque las ideas pueden ser ignoradas pero no suprimidas y la insurrección de la imaginación se hace irresistible. Porque cada vez que caemos volvemos a levantarnos una y otra vez, sabiendo que nada está perdido para la historia, que nada es definitivo. Porque la historia no se mueve en líneas rectas sino que es como el agua que a veces se arremolina o gotea o fluye o inunda- siempre desconocida, imprevista, insegura. Porque la llave de la insurgencia is una brillante capacidad de improvisación, y no perfectas estrategias.
Somos rebeldes porque amamos la vida y la felicidad más que la revolución. Porque ninguna revolución es completa y la rebelión continúa siempre. Porque desmantelaremos la fantasmagórica máquina de la abstracción cuyos medios no se distinguen de los fines. Porque no queremos cambiar el mundo sino nuestro mundo. Porque siempre desertaremos y desobedeceremos a aquellos que abusan y acumulan poder. Porque los rebeldes transforman todo, la manera en que viven, crean, aman, comen, ríen, juegan, aprenden, comercian, escuchan y piensan.
Somos payasos porque qué otra cosa puede uno ser en un mundo tan estúpido. Porque dentro de cada uno hay un payaso sin ley intentando escapar. Porque nada mina la autoridad como ridiculizarla. Porque desde el inicio de los tiempos el ingenio ha abrazado la contradicciones de la vida, creando coherencia a través de la confusión. Porque los payasos son miedosos e inocentes, sabios y estúpidos, divertidos y discrepantes, chivos espiatorios y seres subersivos. Porque los bufones siempre triunfan al caer, siempre dicen que sí, no pierden la esperanza y son muy sentidos. Porque un payaso puede sobrevivir a todo y salirse con la suya.
Somos un ejercito porque vivimos en un planeta en guerra permanente- una guerra del dinero contra la vida, del beneficio contra la dignidad, del progreso contra en futuro. Porque un guerra que deglute muerte y sangre y caga dinero y toxinas se merece todo un obsceno cuerpo de soldados desviados. Porque sólo un ejercito de payasos puede declarar la guerra absurda a la guerra absurda. Porque el combate requiere solidaridad, disciplina e implicación. Porque los payasos aislados no son sino patéticas figuras, pero en grupo y en bandada, en brigadas y en batallones, son extremadamente peligrosos. Somos un ejercito porque estamos enfadados y donde las bombas caen triunfaremos con nuestras risas burlonas. Y la risa necesita un eco.
Somos circa porque somos aproximados y ambivalentes, no estamos aquí o allá sino el el lugar más poderoso de todos los lugares, el lugar entre el orden y el cáos (circa en inglés es una preposición que significa en torno, alrededor de, utilizado cuando la fecha de un evento histórico es un tanto indefinida. CIRCA también es Clandestine Insurgent Rebel Clown Army)