jueves, 10 de julio de 2014

Death Doulas

Ya hemos hablado en este blog de la aparición en la escena laboral de las Doulas, especie de coachers maternos que se encargan de asesorar a las mujeres sobre el embarazo, el parto o la lactancia y de  prestar apoyo emocional y psicológico en ese trance. Ahora lo que empiezan a surgir son doulas en el otro extremo de la vida, doulas que gravitan, no sobre el hecho del nacimiento, sino sobre ese otro hecho (deshecho) que es la muerte. Estos doulas, death doulas, ayudan a las personas a afrontar su desaparición, porque hoy, cada vez más, la gente quiere estar al mando en ese último momento y  decidir cómo quiere morir y en qué circunstancias, y no sistemáticamente recluida, en lo que podemos denominar como un secuestro de la experiencia, en hospitale cuyo ambiente aséptico y extraño, como escenario para morir, es lo más alejado a la reconfortable y reconocible sensación de dejar este mundo desde la cama de tu casa rodeado de tus seres más queridos, como se ha hecho, por otra parte, durante la mayor parte de la existencia del hombre en la tierra. Los doulas de la muerte se encargan de hacer más fácil todo este proceso. Desde hablar con los médicos, a consolar a los familiares, a hacer compañía al lado de la cama, a prestar apoyo espiritual o ateo, según los perfiles. En suma, trabajo de coaching sobre cómo afrontar la muerte, momento tabú del que no queremos mucho hablar pero del que es necesario hablar en algún momento. Porque, como decía Epicuro, y esto es lo que nos permite entender mejor todo esto, el arte de vivir bien y el arte de morir bien son el mismo arte.

Está claro que la muerte es un tema complicado y a veces esquivo, sobre todo por el stress emocional que genera en aquellos que tienen que ponerse a pensar en ello. Sucede que muchas personas que ya sienten a la muerte respirar a sus espaldas quieren prepararse para ello, despedirse, dejar las cosas bien atadas y etc... y sucede que, muchas veces, no tienen a nadie con quien hablar, ya que  sus familiares (los hijos mayormente) no están preparados para hablar de estos temas sin agitación emocional intensa. Para aliviar este estado emocional nada mejor que hablarlo, aunque sea con extraños, y así  surgen lugares a los cuales las personas interesadas pueden dirigirse, lugares como los Death Cafes, donde la gente se reúne a hablar de la muerte.